Las criptomonedas han experimentado un crecimiento notable en los últimos años, con una capitalización de mercado global que aumentó de aproximadamente $18 mil millones en 2016 a más de $2 billones en 2022. Este crecimiento se puede atribuir a una mayor adopción, una mejor infraestructura y una mayor inversión institucional.
Descentralización: las criptomonedas operan independientemente de los bancos centrales y los gobiernos, lo que garantiza una mayor autonomía y resistencia a la censura.
Seguridad: la criptografía avanzada y la tecnología blockchain brindan una protección sólida contra el fraude y los ataques cibernéticos.
Accesibilidad: cualquier persona con una conexión a Internet puede usar y transferir criptomonedas, lo que promueve la inclusión financiera.
Transparencia: la tecnología blockchain garantiza registros de transacciones visibles públicamente y a prueba de manipulaciones.
Potencial de altos rendimientos: las criptomonedas han mostrado una apreciación significativa de los precios, lo que atrae a inversores que buscan ganancias sustanciales.
Diversificación: las criptomonedas ofrecen una clase de activo única para diversificar las carteras de inversión.
Rápido y global: las transacciones de criptomonedas suelen ser más rápidas y económicas que los pagos transfronterizos tradicionales.
Programabilidad: los contratos inteligentes permiten contratos automatizados y autoejecutables, lo que amplía los posibles casos de uso.
Sin embargo, es esencial reconocer los riesgos y desafíos asociados con las criptomonedas, como:
- Volatilidad del mercado
- Incertidumbre regulatoria
- Riesgos de seguridad
- Preocupaciones ambientales