La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) estima que 5.5 mil millones de personas estarán en línea en 2024, un aumento de 227 millones sobre las estadísticas actualizadas de 2023. Sin embargo, las inequidades evidentes, especialmente en áreas de bajos ingresos, proyectan una sombra sobre este progreso. Aproximadamente 2.6 mil millones de personas, o un tercio de la población mundial, aún no están en Internet.
El entorno de conectividad inequitativa
El grado de crecimiento de una nación está directamente correlacionado con su uso de Internet. En 2024, el 93% de las personas en países de altos ingresos estarán en línea. Por el contrario, solo el 35% de las personas en los países menos desarrollados (PMD) y el 27% de las personas en naciones de bajos ingresos tienen acceso a Internet. Con solo el 39% de sus ciudadanos conectados, los países en desarrollo sin litoral hacen algo mejor que el promedio mundial, pero aún se quedan muy atrás.
Foto: UIT
Esta brecha se ve agravada por limitaciones socioeconómicas y geográficas. Los mayores obstáculos se observan en las regiones rurales, donde hay menos mejoras en la infraestructura. Menos de la mitad de los residentes rurales (48%) tienen acceso a Internet, pero el 83% de los habitantes urbanos en todo el mundo están en línea. 1.8 mil millones de los 2.6 mil millones de residentes desconectados residen en áreas rurales. Estas disparidades destacan cuán urgentemente las comunidades desfavorecidas requieren soluciones específicas.
Foto: UIT
Disparidades en el uso de Internet por género
La conectividad global también se caracteriza por discrepancias de género. En 2024, habrá 189 millones más de hombres que mujeres que usarán Internet, con un 70% de hombres usando Internet en comparación con el 65% de mujeres. El progreso hacia la paridad de género ha sido alentador, particularmente en naciones de altos ingresos. No obstante, todavía existen grandes disparidades en áreas de bajos ingresos, lo que indica disparidades más amplias en normas sociales, trabajo y educación.
Foto: UIT
El 79% de las personas entre 15 y 24 años estaban en línea en 2024, lo que indica que los jóvenes son más propensos a utilizar Internet. La mayor tasa de adopción dentro de este grupo destaca su estatus como nativos digitales. Pero la brecha entre los jóvenes y el resto de la población se está cerrando. La creciente importancia de la alfabetización digital en todos los grupos de edad se demuestra por las iniciativas para cerrar las brechas generacionales en el acceso a Internet.
En los países en desarrollo, el costo de la conexión a Internet sigue siendo una barrera importante. A pesar de que los costos de suscripción de banda ancha fija han disminuido significativamente, en áreas de bajos ingresos, estos servicios a menudo representan aproximadamente un tercio del ingreso mensual promedio. Aunque la banda ancha móvil está más disponible, está limitada por asignaciones de datos más pequeñas y velocidades más lentas que la banda ancha fija.
Foto: UIT
Desarrollo de 5G y dificultades urbano-rurales
Un factor clave para cerrar la brecha digital es la tecnología móvil. A nivel mundial, más del 80% de las personas de diez años o más poseen un teléfono celular. Sin embargo, este número oculta diferencias; en países de altos ingresos, la propiedad supera el 95%, mientras que en los de bajos ingresos, cae al 56%.
Mientras que el crecimiento de la red 5G presenta nuevas posibilidades, también destaca las disparidades persistentes. A pesar de que 5G alcanzará al 51% de la población mundial para 2024, las áreas de altos ingresos tendrán una cobertura del 84%, mientras que los países de bajos ingresos solo tendrán el 4%.
Foto: UIT
Los gastos concentrados en infraestructura digital ayudan a las áreas urbanas, mientras que las áreas rurales a menudo se quedan atrás. Esta brecha urbano-rural agrava las disparidades económicas y sociales más amplias. En las comunidades rurales, la conectividad es esencial para aumentar el acceso a la atención médica, impulsar la educación y promover la producción agrícola además de empoderar a las personas.
Los efectos más amplios de los impedimentos digitales
Al restringir el acceso a servicios vitales, educación y oportunidades laborales, la exclusión digital agrava las disparidades ya existentes. Por ejemplo, el comercio electrónico, la atención médica y las plataformas de aprendizaje en línea son frecuentemente inaccesibles para quienes no tienen conexión a Internet. Los grupos vulnerables se ven desproporcionadamente afectados por estas restricciones, que refuerzan los ciclos de pobreza.
Abordar la brecha digital requiere una estrategia de múltiples frentes. Para resolver problemas de asequibilidad, alfabetización digital y escasez de infraestructura, los gobiernos, el sector privado y las organizaciones internacionales deben trabajar juntos. Para lograr un progreso, se debe priorizar la financiación en áreas desatendidas, especialmente las de bajos ingresos y rurales.
El objetivo de los responsables de políticas debería ser reducir el costo de la conexión a Internet mediante estructuras de financiación creativas, asociaciones público-privadas y subsidios. Mejorar la alfabetización y las iniciativas de habilidades digitales, particularmente para mujeres y grupos subrepresentados, ayudará a promover aún más el acceso equitativo. Otras acciones cruciales incluyen crear dispositivos asequibles y aumentar el alcance de la banda ancha móvil.
La conexión universal es una necesidad socioeconómica más que solo una aspiración tecnológica. Al brindar a las personas los medios para obtener información, participar en la economía global y luchar por sus derechos, el acceso a Internet tiene el poder de cambiar la vida de las personas. La mayor conectividad promueve la cohesión social, la creatividad y la prosperidad económica en los países.
Incluso con los avances, la tasa actual de inclusión digital no está a la altura de los objetivos internacionales. El llamado de la UIT para intensificar los esfuerzos enfatiza cuán urgente es cerrar la brecha digital. La comunidad internacional puede garantizar que todos aprovechen el potencial que ofrece Internet al reducir obstáculos a la conectividad y promover políticas inclusivas.
Las disparidades en el acceso destacan la distribución desigual del avance técnico a medida que el número de personas que usan Internet en todo el mundo sigue creciendo. La dificultad de alcanzar una conexión universal se resalta por la brecha digital que existe entre áreas de altos y bajos ingresos, poblaciones urbanas y rurales, y otros grupos demográficos.
Con el fin de cerrar esta brecha, los esfuerzos deben centrarse en invertir en áreas desatendidas, abordar las disparidades estructurales y fomentar el acceso universal a la tecnología digital. Un mundo conectado es esencial para la justicia, la oportunidad y el desarrollo; no es simplemente una cuestión de tecnología. La promesa de un futuro digitalmente inclusivo solo puede cumplirse plenamente si todos están incluidos.
La publicación 'La división rural y urbana en el acceso a Internet destaca la brecha digital global' apareció primero en Metaverse Post.