Esta noción de que Michael Saylor puede decidir por sí solo el destino de Bitcoin solo por la acumulación de MicroStrategy es simplemente ridícula.
Tengo que llamar tonterías a esta afirmación de que Michael Saylor es ahora el señor supremo de Bitcoin y puede decidir su destino por sí solo. Eso es simplemente ridículo.
Durante un drama sobre si la valoración de MicroStrategy tiene sentido, Vinny Lingham declaró que Saylor es la segunda persona más poderosa en Bitcoin después de Satoshi Nakamoto. Argumentó que Saylor puede dictar términos amenazando con vender la enorme reserva de bitcoin de MicroStrategy si no obtiene lo que quiere.
Si bien cuestionar a MicroStrategy es un juego justo, la noción de que Saylor controla el destino de Bitcoin es intelectualmente deshonesta y provocativa. Vinny sabe mejor.
Bitcoin es descentralizado, sin permisos y basado en consenso. Ninguna entidad única, ni siquiera el mayor poseedor, puede dictar términos.
Si la influencia se correlacionara con las tenencias de Bitcoin, el activo habría fracasado hace mucho tiempo. Los gobiernos podrían fácilmente adquirir el 10% de la oferta con sus imprentas y controlar Bitcoin, pero así no es como funciona.
Saylor no puede forzar cambios en el protocolo de Bitcoin. Incluso si exige ciertas características, los operadores de nodos tienen el verdadero poder al hacer cumplir las reglas de consenso. Si Saylor bifurca Bitcoin para hacer cambios unilaterales, la cadena principal persiste mientras su bifurcación muere, suponiendo que sería una versión peor.
Ya hemos visto esto cuando influenciadores tempranos como Roger Ver no estaban de acuerdo con la comunidad. Bitcoin siguió avanzando mientras la cadena alternativa de Ver se volvía irrelevante.
Todo el valor de Bitcoin proviene de que ninguna parte lo controle. Si las ballenas pudieran centralizar la toma de decisiones comprando grandes porciones, todo el experimento fracasaría. Afortunadamente, eso es imposible por diseño.
Así que, aunque Saylor proporciona una perspectiva valiosa, su influencia tiene límites. No puede obligar a los desarrolladores, mineros o nodos a seguir su hoja de ruta preferida. Su acumulación de Bitcoin le da una voz en la mesa, no autoridad absoluta.
No importa cuántos satoshis acumule Saylor, no puede imponer cambios unilateralmente en una red descentralizada y sin líder. Bitcoin deriva su resistencia precisamente de prevenir tal dominación.
Así que basta de esta narrativa falsa de que Michael Saylor es ahora el dictador de Bitcoin. Es una figura influyente, claro, pero no controla el destino de Bitcoin más de lo que tú o yo lo hacemos. Ese poder sigue disperso.