La pandemia de COVID-19 causó interrupciones significativas en la economía global, incluidos problemas en la cadena de suministro, pérdidas de empleo y una crisis de estanflación. Sin embargo, los defensores del cambio climático argumentaron que la pandemia tuvo un efecto positivo en el planeta, ya que las emisiones cayeron un 5.4%. Sugirieron usar la pandemia como modelo para los “apagones climáticos”: una interrupción planificada de la actividad económica global para frenar el cambio climático.

Los críticos argumentan que los apagones climáticos serían una forma de castigo colectivo por no reducir las emisiones de dióxido de carbono. Por ejemplo, Mariana Mazzucato, una experta del Foro Económico Mundial, propuso restricciones a los automóviles privados, prohibiciones de carne roja y medidas extremas de ahorro de energía. Para evitar tal escenario, sugiere transformar nuestras estructuras económicas y operar el capitalismo de manera diferente.

La idea de extender los apagones pandémicos a apagones climáticos fue desestimada como “noticias falsas” por los medios de comunicación convencionales. Sin embargo, es esencial reconocer que los confinamientos fueron ineficaces, causando más daño que bien a la economía global. Organizaciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) están presionando por impuestos al carbono para lograr el mismo efecto que los aumentos de tasas de interés utilizados por los bancos centrales para frenar la inflación.

Este cierre económico indirecto podría llevar a una crisis energética, escasez de alimentos, pérdidas de empleo y, eventualmente, un colapso económico total con un significativo descenso de la población. El FMI y otras organizaciones globales abogan por lograr emisiones netas de carbono cero para 2030 para evitar la teoría del “brecha climática”, que sugiere que un aumento de 1.5°C en la temperatura de la Tierra podría desencadenar una cascada de desastres ambientales y más emisiones.

Sin embargo, no hay evidencia concreta que respalde la teoría de la brecha climática, ya que el vínculo entre las emisiones de dióxido de carbono y el calentamiento global sigue siendo controvertido. Los datos históricos de temperatura indican que los periodos de calentamiento de la Tierra son regulares, y nuestra era actual es un periodo más frío. El verdadero propósito detrás de los impuestos al carbono y las regulaciones climáticas podría ser redistribuir la riqueza de los países desarrollados a las naciones en desarrollo mientras se centraliza el control sobre la riqueza nacional y las libertades individuales.

El FMI podría beneficiarse potencialmente de este control, lo que plantea preguntas sobre la validez de los argumentos sobre el cambio climático.

Fuente

<p>La publicación Apagones Climáticos: Un Plan Peligroso y Erróneo para Salvar el Planeta apareció primero en CoinBuzzFeed.</p>