¿Qué es el apalancamiento financiero?

El apalancamiento es un mecanismo financiero que permite a un comerciante controlar una cantidad mayor de capital del que tiene disponible al pedir prestado al corredor. Por ejemplo, si un operador utiliza un apalancamiento de 1:10, cada dólar de capital le permite negociar por valor de 10 dólares.

El objetivo principal del apalancamiento es aumentar el poder adquisitivo del comerciante, lo que aumenta las posibilidades de obtener ganancias de pequeños movimientos del mercado. Sin embargo, también multiplica los riesgos, ya que puede provocar pérdidas importantes si el mercado se mueve en contra de las expectativas del comerciante.

Riesgos del comercio apalancado

1. Grandes pérdidas:

El apalancamiento magnifica las pérdidas tanto como magnifica las ganancias. Un comerciante puede encontrarse perdiendo todo su capital rápidamente si el mercado se mueve en contra de sus expectativas.

2. Llamada de margen:

Si las pérdidas superan un cierto nivel, el corredor liquida automáticamente la posición abierta, lo que significa que se pierde el capital restante.

3. Adicción al riesgo:

Operar con apalancamiento fomenta decisiones arriesgadas debido al atractivo de obtener ganancias rápidas, lo que puede conducir a operaciones emocionales y desinformadas.

4. No poseer bienes inmuebles:

En algunos casos, como los contratos por diferencias (CFD), el operador no es propietario del activo financiero, sino que negocia contratos que sólo representan el precio, lo que aumenta el riesgo.

5. Alta volatilidad:

El apalancamiento hace que el comercio sea más sensible a pequeñas fluctuaciones, lo que dificulta la gestión del riesgo.

La posición del Islam sobre el comercio apalancado

El Islam concede gran importancia a garantizar la integridad y la equidad de las transacciones financieras, y hay una serie de aspectos que hacen que el apalancamiento financiero sea inaceptable según la ley Sharia en muchos casos:

1. Usura (interés):

El apalancamiento a menudo implica préstamos que devengan intereses, donde el corredor cobra una tarifa de financiamiento sobre el monto prestado. La usura está prohibida en el Islam, por lo tanto, no se permite ninguna transacción que incluya intereses.

2. Gharar (riesgo excesivo):

Operar con apalancamiento conlleva un alto nivel de riesgo, ya que el resultado es en gran medida desconocido y el operador puede perder todo su dinero debido a pequeñas fluctuaciones. El Islam prohíbe las transacciones que impliquen un engaño evidente.

3. Falta de propiedad real:

En algunos estilos de negociación apalancada, como los contratos por diferencia (CFD), el operador no es propietario del activo que está negociando, lo que no está permitido según la ley islámica porque las transacciones en el Islam deben realizarse sobre activos reales.

4. Negociar como juego de azar:

Cuando se utiliza el apalancamiento, el comercio a menudo se convierte en una especie de juego de azar debido a la gran dependencia de la suerte y no de un análisis cuidadoso, y el juego está prohibido en la Sharia.

Operar sin apalancamiento: la solución legítima

Para evitar las prohibiciones de la Sharia asociadas con el apalancamiento, un musulmán puede comerciar de manera consistente con las disposiciones de la Sharia:

1. Negociar utilizando únicamente capital personal:

Evite pedir prestado al corredor o utilizar cualquier herramienta que multiplique el capital.

2. Elegir cuentas islámicas:

Algunos corredores ofrecen cuentas sin intereses, pero se debe verificar que estén libres de cualquier otra tarifa que pueda ser sospechosa de usura.

3. Negociación sobre activos reales:

Invertir en criptomonedas o acciones directamente y poseer el activo físico o digital en lugar de contratos virtuales.

4. Gestione los riesgos sabiamente:

Invierte en cantidades que puedas permitirte perder y evita aventuras no calculadas.

El apalancamiento puede parecer una herramienta atractiva para obtener ganancias rápidas, pero conlleva riesgos importantes y va en contra de los valores y principios islámicos en muchos casos. Por lo tanto, como musulmán, es aconsejable mantenerse alejado de él y buscar métodos de inversión que sean compatibles con la Sharia, garanticen la integridad y la justicia y protejan el capital de riesgos importantes. El cumplimiento de los controles de la Sharia en las transacciones financieras no es sólo un deber religioso, sino que también es una forma de protegerse a sí mismo y a su dinero de pérdidas no contabilizadas.