El dinero que trae la suerte a una persona le causa el daño más profundo, haciéndole creer que es su propia habilidad, lo que resulta en asumir mayores riesgos y, al final, sufrir pérdidas aún mayores. Esta verdad no la entiende todo el mundo, porque todos desean la buena suerte y anhelan hacerse ricos de la noche a la mañana. En la imaginación de una persona, con solo una buena fortuna, ganando dinero y sabiendo cuándo retirarse, podrá vivir feliz para siempre.