Debería ser Mark Zuckerberg, esto no es una teoría de conspiración, sino una preocupación real de muchas personas. Imagina, Trump de nuevo en la Casa Blanca, con el poder en sus manos, ¿a quién levantará primero la espada de la venganza? La respuesta podría señalar al gigante de Silicon Valley, Mark Zuckerberg.
El origen de todo esto se remonta a las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2020, cuando se tomó una decisión que enfureció a Trump y a sus seguidores: se prohibió su cuenta, 80 millones de seguidores, que se desvanecieron de la noche a la mañana. Para cualquier político, esto es una gran pérdida, y mucho más para Trump, que ha construido su reino político basado en su carisma personal y su influencia en las redes sociales.
Para él, esto no es solo una decisión de gestión de la plataforma, sino un asesinato político deliberado. Él lo interpreta como una represión política por parte de Zuckerberg hacia él, como un intento de Zuckerberg de interferir en los resultados de las elecciones. Desde entonces, Trump ha expresado públicamente su fuerte descontento hacia Zuckerberg en múltiples ocasiones, incluso ha lanzado advertencias, prometiendo que Zuckerberg pagará un precio. Esto no es solo hablar, quienes conocen a Trump saben que es un hombre de palabra y con un fuerte sentido de venganza.
Lo que inquieta aún más a Zuckerberg es que Trump parece haber encontrado un poderoso aliado: Elon Musk. Musk ha estado atacando frecuentemente a los gigantes tecnológicos, especialmente, sus comentarios coinciden con la hostilidad de Trump hacia Zuckerberg. No es una coincidencia, sino una sutil combinación de intereses políticos y comerciales. La alianza entre Trump y Musk, sin duda, ejercerá una mayor presión sobre Zuckerberg, haciendo que su ya frágil situación sea aún más precaria.
Algunos especulan que Zuckerberg podría intentar suplicar a Trump en privado, e incluso podría intentar apaciguar la ira de Trump a través de donaciones, pero la efectividad de este enfoque es muy dudosa. Después de todo, una vez que se enciende la ira de Trump, no es fácil de apagar.
Zuckerberg no es el único enemigo de Trump; el nombre de Nancy Pelosi también debe incluirse en esta lucha por el poder. La enemistad entre Pelosi y Trump es algo antiguo, comparable a una "venganza de sangre". Aunque Pelosi es mayor, sigue teniendo un papel crucial en la Cámara de Representantes, lo que representa una amenaza constante para Trump. La rica experiencia política de Pelosi, su profunda red de contactos y sus críticas públicas hacia Trump se convierten en obstáculos que Trump no puede ignorar.
Esta lucha por el poder es mucho más compleja de lo que imaginamos. No es solo la enemistad personal entre Trump y Zuckerberg, sino una compleja interrelación de poder, venganza y juego político. Revela la vulnerabilidad de los gigantes tecnológicos frente al poder político y resalta los enormes riesgos del abuso de poder por parte de los políticos. Quizás no podamos predecir el futuro, pero debemos mantener una mente clara, mirar críticamente la información, evitar ser engañados por discursos incendiarios y estar alerta ante cualquier intento de abuso de poder, ya sea del ámbito político o empresarial. Este juego de poder apenas comienza.