La luna menguante, que marca el período de disminución de la luz lunar, se asocia tradicionalmente con una energía de cierre, realización e introspección. Durante esta etapa del ciclo lunar, muchas culturas y filosofías creen que es un momento de reflexión y revisión en lugar de acciones audaces o nuevas iniciativas. Esto también se aplica al ámbito de las inversiones: comprar o invertir durante la luna menguante puede ser una elección arriesgada, ya que esta fase trae consigo una energía que no favorece el crecimiento ni la expansión.
Invertir en luna menguante es, según la tradición, una decisión que puede estar sujeta a errores o pérdidas, ya que la fase lunar se considera desfavorable para acciones de gran alcance. La luna menguante simboliza el fin de los ciclos, lo que sugiere que este no es el momento ideal para iniciar nuevos proyectos financieros o adquirir activos. Este período es ideal para revisar y reflexionar sobre lo ya hecho, eliminar excesos y corregir fallas, pero no para ampliar ni arriesgar nuevas inversiones. Quienes intenten invertir o realizar grandes compras durante esta fase pueden encontrarse con imprevistos, reveses y malas decisiones, ya que se considera que la energía de la luna menguante tiene menos probabilidades de generar resultados positivos.
Además, la luna menguante tiene una característica simbólica de desintoxicación y purificación, que puede interpretarse como un momento para liberar lo que ya no sirve. Esto incluye la idea de que cualquier inversión realizada durante este período podría verse como una "energía estancada", es decir, una elección que tiende a no crecer o a verse socavada por factores externos. A diferencia de la luna creciente o nueva, que aporta una fuerza propicia para nuevos comienzos y acciones audaces, la luna menguante exige precaución y atención a los detalles antes de tomar decisiones.
Aunque no hay pruebas científicas de que las fases de la luna influyan directamente en los mercados financieros, muchos inversores que siguen estas creencias pueden optar por posponer importantes adquisiciones o decisiones de inversión durante este período, prefiriendo esperar a la luna nueva o creciente, cuando termina el ciclo lunar. favorece el crecimiento, la expansión y el inicio de nuevos emprendimientos financieros.
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