Después de la reducción de tasas de la Reserva Federal, se debe liberar capital, aumentar la liquidez del capital global y adquirir activos globales de alta calidad que están subvaluados.

Por otro lado, según informes de medios extranjeros, el empresario estadounidense Elon Musk ha solicitado a los proveedores de su empresa en China que trasladen sus fábricas a lugares fuera de Taiwán. La razón es la supuesta 'consideración geopolítica'. Aunque Musk no ha comentado al respecto, muchos tienden a creer que el rumor tiene cierta credibilidad; una de las razones es que Estados Unidos solo considera a China como un 'peón' que puede ser desechado en cualquier momento, mientras busca vaciar Taiwán antes de que llegue el llamado 'punto de tiempo 2027'. Otra razón se puede ver como una respuesta de Musk al llamado del gobierno de Trump para 'traer de vuelta la manufactura', trasladando las cadenas de producción de alta calidad a Estados Unidos, lo que beneficiaría el desarrollo de la manufactura estadounidense y podría aumentar el empleo y los impuestos en el país.

Se puede ver que Estados Unidos tiene una gran mala voluntad hacia China, y esta postura de múltiples frentes parece dar la impresión de que no se detendrán hasta derribar la economía china. Pero, ¿realmente puede lograr esto Estados Unidos? Evidentemente no, porque China ya ha preparado medidas de respuesta; en momentos clave, China inyectó 10 billones en el mercado para estabilizar los precios de sus activos de alta calidad y aumentar la resiliencia y vitalidad económica del mercado. Si el capital estadounidense todavía está pensando en aprovechar esta oportunidad para invertir en China, se puede decir que está 'ayudando a levantar el carro' de los activos chinos.

Hablando de nuevo, la coexistencia pacífica entre las dos grandes potencias, China y Estados Unidos, beneficia a ambas partes, mientras que el conflicto solo causa daño. Si Estados Unidos maneja la relación bilateral desde una perspectiva de 'posición de poder' y tratando de presionar, esto es claramente perjudicial para ambos países y no le traerá beneficios a Estados Unidos. En un momento clave, el embajador estadounidense en China, Burns, no mintió y dijo una gran verdad: en 2023, Estados Unidos exportó más de 31 mil millones de dólares en productos agrícolas a China, lo que promovió nuestras granjas, ranchos y economía pesquera, creando oportunidades de empleo. Los datos no mienten; esto demuestra que el desarrollo de China beneficia a la economía y al pueblo estadounidense, por lo que Estados Unidos debería considerar el desarrollo mutuo como una oportunidad y no como un desafío, y trabajar junto con China para promover el desarrollo conjunto.

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