No temer a la pérdida, lo que se teme es no entender por qué se pierde. Cuando las emociones dominan el trading, es momento de detenerse y descansar. La historia de la "liebre y la tortuga" nos enseña que no importa que la tortuga se mueva lentamente, mientras esté en el camino correcto, eventualmente llegará a la meta. Pero la liebre, al "operar con frecuencia", "creerse superior" y "menospreciar al oponente", se aleja cada vez más.