Los desastres naturales son un duro recordatorio de la vulnerabilidad de nuestros sistemas financieros. Si bien las transacciones cotidianas, como el uso de tarjetas sin contacto o aplicaciones de pago digital, pueden parecer sencillas, se vuelven inútiles en áreas afectadas por desastres donde las necesidades básicas como la comida y el agua son primordiales. Las secuelas de desastres como el huracán Helene resaltan la importancia del efectivo en las transacciones cuando fallan las infraestructuras financieras tradicionales. Para prepararse para tales escenarios, las comunidades deben priorizar la preservación del uso del efectivo, la mejora de las capacidades de Internet y la promoción de la educación financiera. Además, las personas no bancarizadas en áreas desatendidas pueden explorar alternativas de tecnología financiera para las transacciones financieras. Al prestar atención a las lecciones de desastres pasados, las comunidades pueden mejorar su resiliencia financiera y afrontar mejor los desafíos relacionados con las emergencias cuando se enfrentan a interrupciones en los sistemas financieros existentes. Lea más noticias generadas por IA en: https://app.chaingpt.org/news