En 2017, un conocido hacker conocido como “El Fantasma” decidió atacar una plataforma de intercambio de criptomonedas para robar una gran cantidad de Bitcoin. El Fantasma logró hackear el sistema de la plataforma, eludir la seguridad y obtener acceso a una enorme billetera de Bitcoin. Sintiéndose un genio, transfirió 10.000 Bitcoins a una billetera bajo su control. Sin embargo, en su prisa por realizar la transacción, cometió un error fatal: ¡transfirió las monedas a la dirección de billetera incorrecta!
En lugar de enviar los bitcoins a su billetera privada, los envió a una dirección de “quema” pública y aleatoria, una dirección a la que se envían los bitcoins para que se eliminen de circulación de forma permanente. Estas direcciones suelen ser utilizadas por personas que quieren demostrar la naturaleza irreversible de las transacciones con bitcoins o simplemente quieren destruir sus monedas.
El Fantasma se dio cuenta de su error inmediatamente, pero ya era demasiado tarde. Esos 10.000 bitcoins, que hoy valen cientos de millones de dólares, ahora estaban bloqueados de forma permanente, inaccesibles para cualquiera, incluido él. El hacker básicamente se había hecho con una fortuna.
¿La parte más divertida? Toda la comunidad criptográfica observó la transacción en la cadena de bloques en tiempo real, ya que el error del Fantasma era público y visible para todos. En lugar de llevar a cabo el robo perfecto, se convirtió en el tema de memes y bromas, y la gente lo etiquetó como "el hacker que se hackeó a sí mismo".
¡Hablemos de un mal día en la oficina (virtual)!
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