Bueno, la historia del hackeo del protocolo Bedrock es simplemente algo con algo. Vamos a solucionarlo en orden.
En primer lugar, el protocolo Bedrock en sí no es una plataforma cualquiera. Este es uno de los mecanismos clave para volver a apostar Bitcoin, es decir, transferir activos de un nivel de la cadena de bloques a otro para generar ingresos. La cuestión es que hay que protegerlo tanto como sea posible, porque allí fluye mucho dinero.
Y eso es lo que pasó. Al parecer, los piratas informáticos encontraron una vulnerabilidad en el código o en el propio protocolo de seguridad relacionado con el procesamiento de transacciones. Lo aprovecharon y, como dicen, lo lograron. Al principio parecía una transacción normal, pero luego resultó que habían redirigido los fondos (aproximadamente 2 millones de dólares en Bitcoin) a sus billeteras. Digamos que la cantidad no es pequeña.
Lo más interesante es que lo lograron con tanta astucia que al principio nadie se dio cuenta de la fuga. No fue obvio. En algún momento, los administradores del protocolo empezaron a notar cosas extrañas: el saldo no convergía, los importes de las cuentas empezaron a desaparecer. Y fue entonces cuando empezaron a profundizar más.
Después de un control minucioso, quedó claro que los piratas informáticos no se limitaron a robar dinero. Explotaron una vulnerabilidad en la arquitectura Bedrock y no era solo un simple agujero de seguridad. Parece que hubo un error en la lógica de realizar operaciones en uno de los niveles. En tan solo unas pocas transacciones, los piratas informáticos lograron eludir todos los controles y retirar fondos sin que pareciera sospechoso.
Naturalmente, esto provocó mucho ruido. Se inició una verificación urgente de todos los datos y se intentó rastrear los fondos robados a través de blockchain. Pero ya sabes, Bitcoin es algo anónimo. Incluso si puedes ver dónde se fue el dinero, es casi imposible determinar el verdadero propietario de la billetera.
Al mismo tiempo, comenzaron a surgir filtraciones de datos adicionales. Resulta que la vulnerabilidad de Bedrock no fue la primera. En los últimos meses, ya han tenido pequeñas filtraciones de información sobre las transacciones de los usuarios, pero de alguna manera las silenciaron, tratando de solucionarlas en silencio. Y ahora, en el contexto de este gran ataque, ha salido a la luz toda la verdad: los datos de los usuarios, sus hashes de transacciones y sus claves privadas: todo esto también podría estar en riesgo.
Como resultado, la comunidad que utilizaba activamente Bedrock comenzó a entrar en pánico. La gente empezó a retirar activos en masa por miedo a perder sus fondos. Por supuesto, la plataforma prometió investigarlo y devolver el dinero si era posible, pero, francamente, su reputación resultó gravemente dañada.
Mientras la investigación continúa, el dinero robado parece haber sido esparcido entre diferentes billeteras, lo que dificulta su seguimiento.
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