Imagínese lo siguiente: invierte 20.000 dólares en acciones y, al poco tiempo, su cartera crece hasta los 30.000 dólares. Parece un sueño, ¿verdad? Pero espere: hay un truco. Con el impuesto del 25 % propuesto por Kamala Harris, usted tendría que pagar impuestos sobre esa ganancia de 10.000 dólares, incluso si aún no ha vendido ni una sola acción. Es un impuesto sobre las ganancias que solo existe en el papel.

Ahora imagine esta pesadilla: después de pagar impuestos sobre esas ganancias, el mercado se desploma. Sus acciones se hunden hasta los 18.000 dólares y usted se queda con menos de lo que tenía al principio. Ha pagado impuestos sobre dinero que nunca se embolsó. Pero esta no es solo su historia: podría ser el destino de millones de inversores.

El impacto podría ser catastrófico. Ante facturas fiscales inesperadas, los inversores podrían empezar a deshacerse de sus acciones para cubrir sus pérdidas, lo que desencadenaría una liquidación del mercado. ¿Las consecuencias? Una marcada caída de la confianza del mercado, que podría reflejar el caos económico de la Gran Depresión.

¿Estamos al borde de una crisis financiera? ¿Podrían las políticas fiscales agresivas empujarnos a una crisis económica? El futuro de sus inversiones (y de la economía global) puede estar en riesgo. ¿Qué piensa? ¿Es este el desastre que nadie vio venir? ¡Comparta sus pensamientos a continuación!

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