La administración del presidente Joe Biden ha acusado a varios ejecutivos de medios estatales rusos y les ha impuesto sanciones, acusándolos de intentar interferir en las elecciones estadounidenses.
Esto forma parte de un esfuerzo por contrarrestar lo que el gobierno describe como una campaña rusa para influir en la carrera presidencial. El Departamento de Justicia, junto con los departamentos de Estado y del Tesoro, anunciaron estas medidas ayer.
El fiscal general Merrick Garland señaló directamente a RT, anteriormente conocida como Russia Today, alegando que pagó a una empresa con sede en Tennessee 10 millones de dólares para distribuir contenido plagado de mensajes ocultos del gobierno ruso dirigidos al público estadounidense.
Una de las figuras clave que se ha visto afectada por estas sanciones es la redactora jefe de RT, Margarita Simonyan, junto con otras nueve personas, por su presunto papel en la erosión de la confianza pública en las instituciones estadounidenses. RT, sin embargo, ha negado rotundamente estas acusaciones.
Garland cree que el objetivo de Moscú era manipular el resultado de las elecciones, particularmente en la contienda entre Donald Trump y Kamala Harris.
Según John Kirby, portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, las estrategias de Rusia también están dirigidas a disminuir el apoyo global a Ucrania, al tiempo que promueven políticas prorrusas e influyen en los votantes estadounidenses.
Un funcionario del Departamento del Tesoro agregó que RT y otros medios de comunicación estatales rusos eran parte de una “campaña nefasta” para reclutar de forma encubierta a personas influyentes estadounidenses.
Estos influencers, a menudo sin darse cuenta, fueron supuestamente utilizados para difundir propaganda rusa en diversas plataformas.
La respuesta de la administración Biden incluye acusar a dos gerentes de RT con sede en Moscú de pagar a creadores de contenido en Estados Unidos para difundir propaganda a favor de Rusia.
La administración también ha sancionado a dos entidades y diez personas, incluido Simonyan, por actividades que dañan la confianza pública.
Además, han restringido las visas para los empleados de los medios de comunicación respaldados por el Kremlin y han confiscado 32 nombres de dominio de Internet supuestamente utilizados para impulsar narrativas falsas generadas por inteligencia artificial dirigidas a grupos demográficos específicos de Estados Unidos.
La administración Biden designó a Rossiya Segodnya y sus cinco subsidiarias, incluidas RIA Novosti, RT, TV-Novosti, Ruptly y Sputnik, como “misiones extranjeras”.
Esto requiere que los medios reporten información detallada sobre su personal al gobierno de Estados Unidos, una medida que apunta a aumentar la transparencia y el monitoreo.
Para apretar aún más el cerco, el gobierno de Estados Unidos ha ofrecido una recompensa de 10 millones de dólares por información que conduzca a la identificación de los piratas informáticos asociados con el grupo ruso Russian Angry Hackers Did It (RaHDit).
RT no se quedó de brazos cruzados ante estas acusaciones. Respondió con un comentario sarcástico: “2016 llamó y quiere que le devuelvan sus clichés”, lo que claramente no le tomó en serio las afirmaciones de Estados Unidos. Incluso bromeó diciendo que:
“Hay tres cosas seguras en la vida: la muerte, los impuestos y la interferencia de RT en las elecciones estadounidenses”.
Los cargos contra Kalashnikov y Afanasyeva no mencionan el nombre de la empresa con sede en Tennessee con la que supuestamente trabajaban, pero los documentos judiciales describen una “red de comentaristas heterodoxos” que se centran en cuestiones políticas y culturales occidentales, algo que se parece mucho a Tenet Media.