Bonos y acciones frente a criptomonedas: un análisis comparativo
Existen muchos instrumentos financieros en los que se puede invertir, entre ellos, bonos, acciones y monedas digitales. Estos son, nuevamente, activos de diferentes clases, cada una de las cuales tiene su propia naturaleza y perfil de riesgo-rendimiento. Es conveniente comprender las diferencias entre ellos, ya que afectan las decisiones de inversión que se toman.
En este artículo, el autor analizará los bonos, las acciones y las criptomonedas, que son peores en términos de riesgo, rendimiento y carácter fundamental.
Entendiendo los bonos y las acciones
Los bonos se refieren a obligaciones en forma de instrumentos de renta fija vendidos al público por corporaciones u organizaciones, mediante las cuales la transacción implica un intercambio de un instrumento que devenga intereses por una suma de dinero que se reembolsará mucho más tarde.
Si usted compra un bono, invierte en una organización para recibir a cambio una cantidad específica de efectivo junto con pagos de intereses periódicos y al vencimiento.
Los bonos son inversiones relativamente seguras, especialmente cuando se trata de instrumentos de deuda de un gobierno bien establecido o de una empresa financieramente sólida. Por lo general, ofrecen rendimientos comparativamente más bajos que las acciones, pero son fuentes estables de ingresos, que los inversores reacios al riesgo prefieren.
Si bien los bonos se consideran una obligación de compra, las acciones, por otro lado, hacen referencia a la propiedad parcial de una empresa. Cuando compras una acción, eres dueño de esa acción y eres un accionista con derechos sobre los activos y las ganancias de la empresa.
Aunque las acciones tienen un mayor potencial de ganancias, son más susceptibles a las fluctuaciones que los bonos debido al desempeño general de la empresa.
Si bien pueden ser altamente rentables en el corto plazo, ya que permiten comprar acciones a un precio más bajo con la intención de venderlas más tarde a uno considerablemente más alto, pueden considerarse altamente riesgosas porque los precios de las acciones pueden cambiar dependiendo del estado de ánimo general de la población, las circunstancias económicas y el desempeño relativo de una empresa en particular.
El auge de las criptomonedas
Las criptomonedas son un grupo relativamente nuevo de activos situados en la criptoeconomía basada en la tecnología blockchain. Las criptomonedas son diferentes de las monedas habituales lanzadas por los gobiernos porque pertenecen a un sistema descentralizado. Bitcoin, la primera y, con diferencia, la criptomoneda más famosa en la actualidad, se desarrolló en 2009. Después de esto, el número de criptomonedas aumentó a miles, cada una con diferentes peculiaridades y usos.
El precio de cada criptomoneda es muy volátil, por lo que puede experimentar fuertes fluctuaciones rápidamente. Esta volatilidad no es necesariamente mala, pero es un arma de doble filo para los inversores delincuentes. Por un lado, los primeros en adoptar activos tan innovadores como Bitcoin han obtenido ganancias increíbles.
Sin embargo, debido a la ausencia de protección legal y dado que Bitcoin y otras monedas virtuales se consideran burbujas financieras, invertir en estas monedas es peligroso, especialmente para personas sin conocimientos adecuados de la tecnología.
Comparación de riesgos y rentabilidad
Los bonos son, con diferencia, las oportunidades de inversión que menos riesgo implican y ofrecen unos rendimientos relativamente bajos. Son perfectos para inversores conservadores que quieran sacar provecho de sus inversiones y no preocuparse por las fluctuaciones del mercado de valores o de la compra y venta de bitcoins y otras criptomonedas. Por ejemplo, los bonos del Estado se consideran uno de los activos más seguros que pueden obtener los inversores.
En comparación con los bonos, las acciones tienen el potencial de ofrecer rendimientos aún mayores, pero también con riesgos más significativos. Cuando todo va bien y la empresa prospera, el valor de las acciones tiende a aumentar, mientras que disminuye cuando a la empresa no le va bien. Con el tiempo, las acciones han tenido rendimientos más altos que los bonos, lo que es adecuado para los inversores dispuestos a asumir riesgos con sus inversiones.
Las criptomonedas son las más riesgosas entre las tres clases de activos, con altos niveles de fluctuación. Las criptomonedas se comercializan en función del precio general determinado por noticias regulatorias, cambios o desarrollos tecnológicos y perspectivas generales del mercado. Las criptomonedas también, por su naturaleza, no tienen bonos ni ingresos o dividendos relacionados con acciones. Por lo tanto, las únicas ganancias provienen de la apreciación del capital.
Conclusión
Cada instrumento de inversión, desde bonos, acciones y criptomonedas, tiene ventajas y desventajas según la preferencia del inversor. Por lo tanto, los bonos son los más adecuados para los inversores conservadores porque ofrecen confiabilidad, estabilidad y rendimiento esperado. La tenencia de acciones tiene características de crecimiento y los rendimientos coinciden con los riesgos asociados con la inversión, por lo que son aceptables para aquellos capaces de manejar la volatilidad del mercado.
Como sabemos, las criptomonedas son altamente volátiles y sus fluctuaciones implican un alto riesgo con una inmensa posibilidad de obtener ganancias, por lo tanto, estas inversiones son perfectas para los inversores que están dispuestos a asumir un riesgo conociendo perfectamente las distintas opciones que existen en el mercado. Los objetivos de las personas, el dinero disponible y los peligros que están dispuestos a soportar determinan la elección entre estos activos en función de las perspectivas del mercado.