En Suzhou, China, Li Chengming depositó 640.000 yuanes en su cuenta bancaria, pero pronto recibió dos mensajes de texto alarmantes que mostraban retiros de 199.818 yuanes cada uno. Actuando rápidamente, solicitó al banco que congelara su cuenta, pero se negaron. Presa del pánico, llamó a la policía y corrió al banco. Llegó en 15 minutos y descubrió que su saldo se había reducido a sólo 19 yuanes.
Una investigación reveló que Tan Jiankun, el ladrón, contó con la ayuda de un empleado del banco que filtró la información personal de Li. El personal del banco sabía del fraude pero no tomó medidas para detenerlo. Li emprendió acciones legales y el tribunal declaró que el banco era responsable de una mala gestión y de no proteger los datos de los clientes. Se les ordenó compensar a Li con 642.438,9 yuanes más intereses.
Este caso subraya la importancia de salvaguardar la información del cliente y abordar con prontitud las actividades sospechosas. Recuerda a las instituciones financieras que prioricen la seguridad y la confianza de sus clientes.