Bitcoin y el oro son dos de los activos más populares que los inversores consideran refugios seguros o coberturas contra la inflación y la incertidumbre económica. Ambos tienen sus ventajas y desventajas, pero ¿cuál es la mejor para invertir en 2023? Aquí hay algunos factores para comparar:

Actuación

Bitcoin ha superado al oro en términos de apreciación de precios en la última década, especialmente en 2020 y 2021, cuando alcanzó nuevos máximos y cruzó la marca de capitalización de mercado de 1 billón de dólares. Bitcoin$BTC El precio aumentó más del 300% en 2020 y más del 100% en 2021, mientras que el precio del oro aumentó aproximadamente un 25% en 2020 y cayó aproximadamente un 6% en 2021. Sin embargo, el desempeño pasado no es garantía de resultados futuros, y ambos activos son sujeto a las fluctuaciones y volatilidad del mercado.

Volatilidad

Bitcoin es mucho más volátil que el oro, ya que está influenciado por factores como la oferta y la demanda, la innovación, la regulación, la piratería y el sentimiento. La volatilidad anualizada de Bitcoin fue de alrededor del 80% en 2020, mientras que la del oro fue de alrededor del 20%. Esto significa que Bitcoin puede experimentar mayores oscilaciones de precios que el oro, lo que puede ser tanto una oportunidad como un riesgo para los inversores. El oro es más estable y predecible que Bitcoin, ya que está impulsado por factores más fundamentales como la inflación, las tasas de interés, la geopolítica y la demanda de joyas.

Liquidez

Tanto Bitcoin como el oro son activos líquidos, lo que significa que pueden comprarse y venderse fácilmente en el mercado. Sin embargo, Bitcoin tiene algunas ventajas sobre el oro en términos de liquidez, como divisibilidad, portabilidad y transparencia. Bitcoin se puede dividir en unidades más pequeñas (hasta ocho decimales) y transferirse a todo el mundo en minutos a través de Internet, mientras que el oro es voluminoso y costoso de transportar y almacenar. Bitcoin también tiene un libro de contabilidad transparente que registra todas las transacciones, mientras que las transacciones de oro son más opacas y propensas al fraude.

Escasez

Tanto el Bitcoin como el oro son activos escasos, lo que significa que su oferta es limitada y no puede aumentarse fácilmente. Bitcoin tiene un suministro fijo de 21 millones de monedas, de las cuales alrededor de 18,8 millones se han extraído hasta febrero de 2023. Las monedas restantes se emitirán gradualmente hasta aproximadamente 2140, cuando se agotará el suministro. El oro tiene una oferta desconocida, pero se estima que a lo largo de la historia se han extraído unas 197.000 toneladas, de las cuales alrededor del 50% se conservan como joyería, el 20% como reservas oficiales, el 17% como inversiones y el 13% como usos industriales. La producción anual de oro es de unas 3.000 toneladas, lo que añade aproximadamente un 1,5% a las existencias existentes.

Adopción

Tanto Bitcoin como el oro han experimentado un aumento en la adopción por parte de inversores, corporaciones y gobiernos en los últimos años. Bitcoin ha obtenido más reconocimiento y apoyo de inversores institucionales como Tesla, MicroStrategy, Square y PayPal, que han invertido o integrado Bitcoin en sus negocios. Algunos países como El Salvador también han adoptado Bitcoin como moneda de curso legal. El oro también ha atraído una mayor demanda de los bancos centrales, que han sido compradores netos de oro desde 2010 para diversificar sus reservas y protegerse contra la devaluación de la moneda.

Conclusión

Bitcoin y el oro son activos valiosos que pueden servir como inversiones alternativas o cobertura contra la inflación y la incertidumbre económica. Sin embargo, tienen diferentes características que los hacen adecuados para diferentes tipos de inversores. Bitcoin es más adecuado para inversores que están dispuestos a asumir más riesgos y buscar mayores rendimientos, innovación y digitalización. El oro es más adecuado para inversores que prefieren más estabilidad, seguridad y tradición. En última instancia, la mejor inversión depende de su tolerancia al riesgo, objetivos de inversión, horizonte temporal y diversificación de la cartera.