El Banco Central Europeo (BCE) decidió mantener los tipos de interés de la eurozona estables en el 3,75%. Sin embargo, insinuaron un posible recorte de tipos en septiembre. Esta decisión se produce cuando todos esperamos con impaciencia el primer recorte de tipos de la Reserva Federal desde 2020.
En todo el mundo, los bancos centrales están recortando las tasas o considerándolo. La inflación está disminuyendo desde sus niveles más altos en décadas. Los inversores sienten curiosidad por saber con qué rapidez y en qué medida los principales bancos reducirán los costos de endeudamiento.
Estas decisiones afectan a los mercados financieros tradicionales, a las criptomonedas e incluso al sector inmobiliario. El mes pasado, el BCE recortó su tipo de interés clave en un cuarto de punto hasta el 3,75%.
Esto amplió la brecha política con la Reserva Federal, que ha mantenido las tasas estables entre 5,25% y 5,5% durante siete reuniones consecutivas. En este momento, los inversores esperan que tanto el BCE como la Reserva Federal reduzcan las tasas en un cuarto de punto en septiembre.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió esta semana que el empeoramiento de las finanzas públicas ha hecho que muchos países sean más vulnerables a las crisis económicas de lo esperado antes de la pandemia.
Las elecciones en Estados Unidos y Europa podrían afectar la deuda pública, la inflación y la economía global.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, dijo que su decisión sobre un posible recorte de tipos en septiembre está "completamente abierta". Minimizó los temores de presiones persistentes sobre los precios. En su más reciente conferencia de prensa, dijo que:
"Lo que hagamos en septiembre está muy abierto y se determinará en función de todos los datos que recibiremos".
El consejo de gobierno del BCE no tiene ningún deseo de compartir sus planes de recorte de tipos con el público. Aunque después de la reunión, varios miembros del consejo dijeron que había un acuerdo claro para dejar opciones abiertas para septiembre.
Han dicho que mantener la inflación de servicios por encima del 4% es “una preocupación” y podría retrasar un recorte de tasas hasta más adelante en el año.
“Regresemos en septiembre y echemos otro vistazo”, dijo un miembro. La inflación se desaceleró hasta el 2,5% en junio desde un máximo del 10,6% en 2022. Lagarde cree que está en camino de alcanzar el objetivo del 2% para finales del próximo año.
Aunque la inflación de la eurozona está en una “senda desinflacionaria”, el BCE necesita mantener las tasas altas. "Permaneceremos en territorio restrictivo el tiempo que sea necesario para alcanzar el objetivo y no lo estamos", explicó Lagarde.