La idea de transformar acciones bursátiles en tokens blockchain dejó de ser un experimento curioso para convertirse, en 2025, en una tendencia con repercusiones prácticas. Desde Buenos Aires hasta Ciudad de México, cada vez más inversionistas compran acciones digitales de Apple, Mercado Libre o Petrobras a cualquier hora y sin pasar por los filtros habituales de los corredores tradicionales.
¿Qué hace tan atractiva esta propuesta? ¿Y por qué los reguladores del Cono Sur y los grandes fondos globales empiezan a prestarle atención?
¿En qué consiste tokenizar una acción?
Tokenizar equivale a emitir en una red blockchain un activo digital que representa, total o parcialmente, un título bursátil real. Un único papel de Tesla, por ejemplo, puede dividirse en cien o mil unidades digitales negociables desde cinco dólares.
El token replica
precio, dividendos y —en versiones reguladas— hasta derechos de voto, pero elimina las barreras geográficas y reduce los tiempos de liquidación de días a segundos.
Por qué la idea enamora a los mercados
Quien vive en Bogotá o Rosario ya no necesita abrir cuenta en la NYSE ni soportar comisiones internacionales para exponerse a empresas de gran capitalización. Con un monedero Web3 y stablecoins es posible comprar, vender o usar esos tokens como garantía en protocolos DeFi. La operación es 24/7, liquida al instante y los costos de back‑office se desploman, porque la blockchain se encarga de pasar el “libro mayor” en tiempo real.
Plataformas ejecutan pilotos con emisoras tradicionales, mientras redes públicas —
Ethereum, Polygon, Stellar— proporcionan la infraestructura necesaria. Incluso la Bolsa Mexicana de Valores y la CNV argentina trabajan ya en regímenes sandbox que permitan a pequeñas y medianas compañías captar capital mediante oferta de valores digitales.
Los obstáculos que aún frenan la adopción masiva
El principal desafío es la liquidez. Un token puede reflejar a la perfección el precio de Coca‑Cola, pero si pocos operadores lo compran o venden, el spread será amplio y la experiencia, frustrante. La industria, por eso, impulsa market makers especializados y puentes que conecten la bolsa tradicional con los intercambios on‑chain.
También falta homogeneidad normativa. ¿Son estos títulos valores mobiliarios, activos digitales o ambos a la vez? Brasil, Chile y Colombia avanzan en definirlo, pero cada jurisdicción presenta matices que complican la expansión continental. Sin reglas claras, los grandes fondos de pensión o las aseguradoras prefieren esperar: necesitan custodia institucional, métricas de riesgo estandarizadas y reporte contable aceptado por sus auditores.
El potencial transformador para América Latina
Aun con trabas, la tokenización ya empieza a cambiar el juego. Para el minorista de la región significa acceso fraccionado a acciones costosas sin intermediarios caros; para las empresas locales, una vía de financiación global más ágil que una salida a bolsa tradicional; para el ecosistema cripto, la llegada de valor “real” que legitima las finanzas descentralizadas.
Además, abre escenarios inéditos: usar tokens de acciones como colateral para un préstamo en stablecoins, recibir dividendos automáticamente en la misma wallet o participar de votaciones societarias sin moverse de casa. Esa interoperabilidad entre el mundo físico y el digital resulta difícil de igualar por las infraestructuras bursátiles convencionales.
El mercado ya no volverá atrás
Puede que falten estándares, liquidez profunda y un marco regulatorio uniforme, pero la dirección está marcada. Bancos globales prueban custodia de security tokens, las bolsas desarrollan divisiones de activos digitales y los reguladores crean ventanillas de prueba. Cuando los incentivos económicos son tan evidentes —menor costo, mayor alcance y velocidad— el cambio suele ser cuestión de tiempo.
En lugar de imaginar un reemplazo inmediato de la NYSE o la B3, conviene pensar en circuitos paralelos que se irán integrando. Habrá quien siga operando en horarios de mercado y quien prefiera negociar tokens a medianoche; ambos flujos acabarán coexistiendo y, probablemente, retroalimentándose.
Para el inversionista latinoamericano que hoy mira de reojo las criptomonedas, la tokenización de acciones puede ser la puerta de entrada ideal: une la familiaridad de los nombres corporativos con las ventajas técnicas de la
blockchain. Observar de cerca este avance —y estudiar qué emisores, redes y custodios logran superar los retos mencionados— será clave para no quedarse fuera de la próxima gran ola de disrupción financiera.
Porque el futuro de los mercados tal vez no sea solo digital: todo indica que será, ante todo, tokenizado.
#tokenización #ACCIONES #Token ---
Imagen de tonodiaz, disponible en Freepik