A medida que Turquía se adentra en 2025, el anuncio del presidente Recep Tayyip Erdogan de un aumento del 30% en el salario mínimo ha encontrado una amplia decepción en lugar de celebración. El nuevo salario mensual de 22,104 liras turcas, aproximadamente $630, representa lo que muchos ciudadanos ven como una respuesta insuficiente a los desafíos económicos del país.
La desconexión entre el aumento salarial y la realidad económica se hace evidente al considerar la tasa de inflación de Turquía, que superó el 40% en 2024. Las plataformas de redes sociales se han convertido en salidas para la frustración pública, con decenas de miles de ciudadanos turcos expresando su descontento. El sentimiento fue capturado poderosamente por un trabajador que señaló que, mientras la inflación ronda el 44%, se espera que los trabajadores se las arreglen con un mero ajuste salarial del 30%.