China se encuentra en un giro económico crucial. Mientras los efectos combinados de un consumo a la baja, una crisis inmobiliaria agudizada y un desempleo elevado frenan su desarrollo, Pekín acaba de anunciar una política fiscal ambiciosa para 2025. El objetivo declarado es claro: estimular la demanda interna y estabilizar una economía sometida a fuertes presiones. Para alcanzar estas ambiciones, el gobierno prevé un aumento significativo del gasto público, acompañado de una revisión de sus prioridades fiscales. Estas medidas, detalladas durante una conferencia nacional, reflejan una firme voluntad de apoyar a las comunidades locales, ampliar los servicios sociales y fortalecer los recursos de las empresas en recursos de las empresas en dificultades. Una estrategia de este tipo, articulara en torno a la innovación y las tecnologías estratégicas, también busca revitalizar el comercio con miras a adaptar las reglas de endeudamiento. Con este enfoque integral, Pekín pretende sentar las bases para un crecimiento económico más resiliente y responder a los desafíos estructurales que obstaculizan su trayectoria. #TopCoinsSeptember